El 2020 es un año marcado por la crisis del coronavirus y por la económica, consecuencia del cierre total de la actividad empresarial en los meses de marzo y abril.
Por todo ello, el sector del automóvil atraviesa la situación más crítica de los últimos años.
Las asociaciones del sector del automóvil se han unido para hacer una declaración conjunta el viernes pasado pidiendo al Gobierno que aclare cuál es su política respecto al sector del automóvil.
Dentro del mercado de automoción, las ventas se han limitado a pedidos que ya estaban realizados y que se han podido matricular a lo largo de este mes o gestiones ya avanzadas de meses anteriores por parte de los concesionarios y los vendedores. Y también automatriculaciones de los propios concesionarios. Pero el parón fue total en abril.
Las matriculaciones de turismos y vehículos todoterreno descendieron un 96,5 % hasta totalizar 4.163 unidades. Las de vehículos comerciales ligeros, las furgonetas de reparto, han caído un 91 % llegando a las 1.822 unidades. Y si hablamos de las motos, también como consecuencia de la pandemia, el sector ha llegado a mínimos históricos con unas ventas que cayeron un 93 % en abril, con tan solo 1.132 vehículos y el peor registro desde que hay datos oficiales, en 1957.
Tan solo los vehículos industriales, autobuses, autocares y microbuses han conseguido rebajar la caída de las ventas, solo el 55 %, al ser un tipo de vehículo más caro e integrado en unos planes empresariales muy concretos.
En cualquier caso, el sector requiere de un plan de choque para que empiece a haber una reacción firme y para que los clientes que necesitan cambiar de coche, ya sean clientes particulares o flotas de empresa, puedan empezar a comprar vehículos con el máximo de apoyo por parte del Estado.